Durante siglos, el Coto de Doñana fue propiedad y patrimonio del señorío de los Guzmanes, fundadores en 1369 del histórico Condado de Niebla que se extendía a través de amplios dominios repartidos por las actuales provincias de Huelva y Cádiz. Se trataba de una interesada propiedad que esta potentada familia procuró mantener a toda costa por dos evidentes causas: por ser el Coto de una gran riqueza cinegética y porque se trataba de la ruta natural más cercana para desplazarse este poderoso linaje a sus poblaciones más importantes (Sanlúcar de Barrameda, Medina Sidonia, Niebla y Huelva).
El Coto de Doñana fue así durante siglos y a través de una trama de caminos rurales ya en parte desaparecidos, zona intermedia y de mucho tránsito que unía directamente las tierras gaditanas y onubenses, poseídas por los Guzmanes y su amplio Condado. Un tráfico preferentemente comercial, centrado en el mercadeo de vinos y maderas.
Por ello, a esta Casa Ducal de Medinaceli no sólo le interesó poseer el Coto en general, sino que también persiguió apropiarse de sus lugares periféricos para una mejor conexión entre el Condado gaditano y el Condado onubense. Y en esta política feudal de reforzar patrimonialmente las tierras de Doñana y su entorno, Bollullos no fue una excepción.
Bollullos no entró a formar parte del primitivo Condado cuando éste se fundó, pero pronto se incorporó al dominio de los Condes de Niebla por las razones antes aducidas. Ello explica asimismo el hecho de que otras poblaciones ya algo más alejadas de Doñana no pertenecieran sistemáticamente al Condado histórico, pues no interesaban por su relativa lejanía al Coto.
Lo cierto es que ya al menos desde principios del siglo XVI la villa de Bollullos era del Condado de Niebla, y continúo siéndolo precisamente por la influencia que la propiedad de Doñana ejercía sobre sus tierras colindantes. Por ello, Bollullos es una de sus Puertas, Geográfica e históricamente hablando.
Un artículo de Manuel Ramírez Cepeda. Catedrático de Lengua. Revista de feria 1996
Un artículo de Manuel Ramírez Cepeda. Catedrático de Lengua. Revista de feria 1996
