Las Casas Solariegas.

El núcleo urbano de Bollullos, con un casco antiguo de verdadero interés arquitectónico, se presenta con una descentralización muy acusada. Por otro lado, la renovación que ha sufrido la localidad no ha sido excesiva; la existencia de un parque edificado de cierta calidad ha posibilitado la permanencia de una trama urbana que, aparecida a raíz de la Exposición Iberoamericana de 1929, se ha venido a denominar “Regionalismo Andaluz”. Un importante plantel de edificios de estas características se encuentran en las calles del casco histórico, especialmente en torno a las calles Jesús, Pérez y Vacas, Real, Miguel de Cervantes, Padre Domínguez García, Pedro M. Pérez de Ayala, Delgado Hernández, San Vicente, Antonio Machado, Pedro María Ayala, Fernández Merchante, Santiago y Maestra Carmen González.

Las casas solariegas o señoriales se encuentran situadas esencialmente en la zona central o casco antiguo del pueblo. Son casas grandes y de carácter aristocrático, edificadas en los siglos XVII, XVIII y XIX. Suelen tener dos plantas, una gran puerta de entrada sobre la que se sitúa un balcón, una cristalera o un nicho esculpido con bellas rejas de hierro forjado en las ventanas. Contienen un mínimo de siete u ocho habitaciones que dan a un amplio patio con zócalos de azulejos y habitualmente colmado de flores.

De estas descripciones de casas señoriales, podemos deducir una serie de características generales comunes a la mayoría de ellas. Así, estas casas presentan fachadas con grandes puertas que están flanqueadas por un par de ventanas de hierro fundido que corresponde a sendas habitaciones. Sobre esta se levanta la segunda planta que repite el esquema de la planta baja sustituyendo la puerta central por un hermoso balcón con rejerías.

Podemos comenzar nuestra ruta, con un mapa o callejero del pueblo en mano, por la casa número 25 de la calle Padre Domínguez García. Es la casa de los Neble, de principios de siglo. Presenta dos plantas, en el primero la puerta principal se sitúa entre dos ventanas. La techumbre de tejas árabes, se adelanta sobre un alero muy pronunciado, que recorre todo el perímetro. En la misma calle, la casa que tiene el número 23, construida por los Vallejo, tiene dos plantas con cinco vanos cada una. En la planta baja abre la puerta entre las cuatro ventanas. Sobre ella un cierro central entre dos balcones y dos ventanas. La puerta se decora con friso neorrenacentista.

En la plaza de la iglesia, esquina de la calle Pedro Miguel Pérez de Ayala, se encuentra otra casa señorial perteneciente a Juan García Neble. Destaca sobre la puerta principal un balcón central, con antepecho saliente de hierro forjado con refinadas tornapuntas y tejaroz. En la misma calle la casa con el número 31, donde destaca la puerta con pilastra doricatoscana. Frente a esta casa, la número 28, de los Ayala, de la que merece la pena resaltar los herrajes de fundición de las ventanas y balcones.

En la calle San Vicente número 15, encontramos una casa que al parecer fue construida sobre otra anterior de finales del siglo XVIII y sigue la tipología característica de la vivienda campesina extendida por todo el Condado. Junto a esta casa encontramos otra con dos cuerpos y cubierta con teja árabe. Hay que resaltar las pilastras dóricas que enmarcan la puerta principal, así como otros elementos de su fachada.

Otra de las casas que no podemos olvidar en nuestra visita, es la Casa de la Cilla, situada en la calle Maestra Carmen González. En si interior debemos citar el gran salón neomudéjar, decorado con arcos de herradura, yeserías, labores de sebka, etc. Por último, podemos concluir nuestra visita en la Casa del Majuelo de Soto, edificio situado en las afueras del casco urbano, junto a las carreteras de Rociana y Almonte. Junto a ella se encuentra el Majuelo, edificio construido en la segunda mitad del siglo XIX, y que está incluido en la denominada arquitectura del hierro.