Camilo José Cela y Bollullos.

Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura en 1961, publicó su “Primer viaje andaluz”. La obra no es en sí un gran libro de viajes, a menos que consideremos la importancia que para los bollulleros puede tener la descripción que hace don Camilo de nuestra ciudad a finales de los años cincuenta. Pasemos a transcribirla.

“El vagabundo, por reponerse del susto y por librarse de tanto interrogatorio y tanta vana respuesta y sus consecuencias, salió a la carretera de Bollullos y no volvió la cabeza atrás. […]
En el camino de Bollullos, a la tardecita, cantaba el chichipán cantarín.
Bollullos Par del Condado es pueblo de amas de cría, de trigales y viñedos. Con pan y vino se anda el camino. Y todo lo que haya que andarse, que la leche nace del mueso y no del hueso. Los trigos bollulleros son de dos clases: blandos y duros. Al blando le llaman pelón; al duro, fanfarrón y verdial.
- Alta señora, si del trigo verdial sale el pan tierno, de mi corazón pelón ¿qué no saldría?
Doña Sol Benjumea dio órdenes a su criada.
- María Salomé, dale una perra al loco y que se vaya.
Doña Sol Benjumea, treintañona garrida y bien compuesta, gastaba la armoniosa y excitante voz de las mujeres poco inteligentes.
- No es la perra, señora, lo que voy buscando, que es contarle que de amor me muero.
Doña Sol Benjumea, morena de adivinados y fielísimos mimos, alzó el gallo.
- ¡Lárguese o llamo a los civiles! ¿Qué quiere usted?
El vagabundo habló con muy humilde acento.
- Nada señora, oírla hablar.
El vino de Bollullos es menos exquisito que abundante.
- Póngame un cuartillo, maestro.
- Pá servirle.
Con el vino de Bollullos y sus sabidurías elaboran los jerezanos muy buen vino de Jerez.
- Y unas aceitunas de compañía.
- Pá servirle.
Las bollulleras finas de paladar y con agrado y disposición para la confitura hacen, cociendo el mosto con la fruta, un arrope de frutas tan delicado como saludable.
- ¿Es usted goloso?.
- ¡Hombre según!.
Del mosto que, a fuerza de cocer y cocer, queda en un tercio, sale un arrope al que se dice zancocho.
- ¿Vale chuparse los dedos?.
- Si, señor, vale todo.
Si se mezcla el mosto sin fermentar con el doble de zancocho, nace el color de macetilla, pasto de ángeles.
- Siempre ha habido ricos y pobres ¿verdad usted?.
- Sí señor. Y vivos y tontilindangos, es la ley.
Y si el mosto ya fermentó, lo que brota como por divinas mañas es el color remendado, manjar de arcángeles de buen amor.

Y el vagabundo aquella noche repostó por lo fino y se durmió pegajosín y brillante como una pera en dulce. Bollullos en su colina, es pueblo de frescos patios y rejas de forja graciosa y bien dibujada. Al vagabundo, cuando se despertó por la mañana le costó su trabajo despegarse a Bollullos de la piel: el almíbar, lo que tiene es que es muy peguntoso”.
[…]

Bollullos Par del Condado se ha transformado profundamente desde la visita de Cela hasta nuestros días. Al célebre escritor le costó trabajo despegarse a Bollullos de la piel porque este pueblo, de escaso término municipal y recursos y por ello creativo y valiente, lo llevamos muy pegado a nuestra piel.
Extracto de un artículo de Diego Martín Díaz, publicado en la Revista de Septiembre, 1999.