Antonio Delgado Hernández.

Don Antonio Delgado Hernández (1805 - 1879) contribuyó poderosamente a la redacción de varias memorias de interés local relativas al fomento de la agricultura, industria y comercio. No fue tampoco ajeno a la política, se adhirió al grupo llamado Unión Liberal, esto lo llevó al Congreso en 1857 al ser elegido por el distrito de Aracena. Pero los problemas de salud le acompañaron toda su vida política, de modo que sus continuas recaídas le llevaron a presentar su renuncia al cargo de Diputado.

Desde entonces se dedica más a sus labores como docente, desempeñando el cargo de Director de la Escuela Superior de Diplomática (con destino en Barcelona).

Desde la llegada a la Corte, se dio a conocer por sus extensos e intensos estudios en el ramo de antigüedades. Así, la Real Academia de la Historia le abría sus puertas en 1846 nombrándole Supernumerario y, el mismo año le honraba con plaza de Número eligiéndole el 48 Anticuario de la Corporación, cargo que ocupó por espacio de 20 años. Muchos fueron los informes, dictámenes y memorias que para aquel ilustre cuerpo escribió, así por su carácter oficial como por su probada competencia.

Varias corporaciones científicas le recibieron en su seno y, además de haber sido juez en oposiciones a cátedras de historia y lengua árabe, fue nombrado en 1846 Socio de La Económica Matritense ; en 1847, Honorario de la Arqueológica Tarraconense; en 1850, Supernumerario de la de Buenas Letras de Sevilla; en 1851, Académico de la de Ciencias Exactas, Naturales y Médicas de Sevilla, entre otros méritos.

Pero sus más importantes estudios eran los de numismática y, con razón puede asegurarse a la vista de sus manuscritos, que visitó o estudió todos los gabinetes y colecciones de monedas más notables que en su tiempo había en España. Al estudio de esta especialidad dedicó muchos años el Sr. Delgado, singularmente desde su traslado a Madrid, reconociendo multitud de aquellas monedas llamadas de "caracteres desconocidos", y visitando colecciones copiosas. Con tales datos formó listas de las procedencias de cada ejemplar, comparó sus fábricas, tipos y marcas, y obtuvo por resultado un nuevo sistema para la lectura de las letras ibéricas superior a todos los anteriores; a nadie ocultaba el autor sus descubrimientos, dio cuenta de ellos a la Academia de la Historia, donde obtuvieron el merecido elogio.

En 1875 y apartado ya de todos sus cargos y descansando en nuestra ciudad de Bollullos, surgió una cruenta lucha política entre dos bandos. Para resolver este problema y lucha fraticida acordaron por aclamación que aceptara la alcaldía, consiguiendo en poco tiempo conciliar ambas facciones dando muestras de su carácter político y moderador. De ahí que por antonomasia le llamaban en el pueblo "El Patriarca":Tras su muerte su figura cayó en el olvido salvo para algunos intelectuales que aún reconocían la importancia e interés de esta gran figura.

Un texto de Rodolfo Manuel Clemente Martín, Ldo. en Geografía e Historia del Arte. Publicado en Bollulleros. com