Bollullos, Ciudad del Vino.

Bollullos por su ubicación, producción y calidad de sus caldos, se erige por méritos propios en “Capital del Viñedo”, como la llamó Fourneau en 1975; pero, además es ciudad del vino, porque en su caso urbano, las bodegas contienen millones de litros del preciado néctar.

El vino para Bollullos es signo de identidad y producto de experiencias acumuladas a lo largo de una historia que se intensifica a partir del siglo XVIII, donde ya su párroco expresaba “que el fruto más copioso que sirve de principal nervio para sostener dicha villa es el de las viñas reducida a vinos y arrope, por producir de cuarenta a cincuenta mil arrobas cada año, que le han puesto en una regular florescencia, comercializándose con ellos a Sevilla, Cádiz y otras partes”.

Pero lo que es la historia vitivinícola más reciente de Bollullos se inicia cuando el cordobés don Francisco Pérez y Vacas casa con la bollullera doña Conchita Ayala Mathieu, en 1985, y quedaron a vivir en Bollullos. El 18 de marzo de 1918 se constituyó el Sindicato Agrario de Bollullos, siendo elegido presidente don Francisco Pérez y Vacas. En el articulado de su reglamento se hace constar que uno de los fines del Sindicato consistirá en hacer propietarios a los obreros insolventes. Por ese motivo, se procedió a la compra, parcelación y reparto de las dehesas de Remuñana y Montañina. Esta operación, origen a una nueva figura: el “jornalero-propietario”, trascendental para lograr la estabilidad social y económica que permitió el desarrollo del viñedo de Bollullos y que marcó, no sólo el devenir económico de la localidad, sino también su particular configuración social.

Aunque muchos negocios vinateros surgieron a mediados del siglo XIX, se puede decir que la mayoría de los actuales, ligados al sector vinícola, surgieron entre los años 30 y 40. A raíz del denominado “año de las pozas” en 1953, como consecuencia de una gran vendimia, se tuvo que recurrir a todo tipo de ideas e influencias para evitar que la cosecha quedara en el campo, pues los compradores se pusieron de acuerdo para no tomar uva a nadie, creándose un grave problema social entre los viticultores. Es entonces cuando se comienza a tomar conciencia del movimiento cooperativo, hasta el punto de que el 25 de noviembre de 1955, se constituyó la Bodega Cooperativa Vinícola del Condado.

Las bodegas son muy parecidas, tanto desde el punto de vista histórico como su aspecto actual, y la diferencia estriba sólo en su importancia y dinamismo. Poco a poco, han desaparecido aquellos lagares de pisar la uva. La moderna tecnología ha sustituido los compases rítmicos de la pisa y a aquellas primeras prensas “de viga”, “de tornillo” o la “de husillo”, aunque de estas últimas aún quedan algunas en funcionamiento, como es la del lagar del Majuelo. A la “de husillo” le sustituyó “la continua” y luego llegaron “las horizontales”, que son las más extendidas en la actualidad, y se tiende a las neumáticas. Los viejos lagares, formados por un pelentrín, el petril, la piquera o caño que vertía sobre el pilón, la moledora manual de rodillos, de la que se extraía la uva destrozada, denominada vianda, para amontonarla junto a la prensa del husillo y proceder al prensado,… Todo ello ha quedado sólo para la memoria de nuestros mayores y placer de los etnólogos.

En Bollullos, con sus matices específicos, existen tres tipos de bodegas. La de tipo familiar o “cosecheros”, que son de viticultores que vendimian y molturan su propia uva, para consumo propio o bien para luego vender el vino a los criadores. Las de elaboración, crianza y comercialización, también denominadas “criadores exportadores”, que son a veces negocios familiares y en otras convertidas en sociedades, vendían su uva y compran a viticultores de la zona, terminando ellos el proceso de elaboración y acabado del vino, según los tipos de productos que luego van a comercializar. Y la bodega Cooperativa, que vendimia y moltura la uva de sus socios. La Bodega Cooperativa Vinícola del Condado, es sin lugar a dudas, la más importante de la zona. El total de sus socios suman unos 2.000 has., lo que supone el 83% de la superficie de viñedo de la población y el 29% del total del Condado. Con una producción de vino de 180.000Hl, tiene una capacidad real de almacenamiento de 340.000 Hl.
Fuente: Artes, Costumbres y Riquezas de la provincia de Huelva nº14. Huelva Información, 1997.